En un contexto donde los márgenes son cada vez más estrechos, el trigo para la campaña 2025/26 se perfila como uno de los cultivos que más atención requerirá por parte del productor agropecuario. Con precios que apenas rozan los 200 dólares por tonelada en el Matba/Rofex para diciembre/enero, la ecuación económica es difícil, y en muchos casos, arroja márgenes negativos.
La decisión del Gobierno de mantener los derechos de exportación (DEX) en 9,5% hasta marzo de 2026 parece, en este escenario, una medida acertada. Un eventual retorno al 12% en enero, como se especuló, llevaría el valor teórico de exportación por debajo de los 190 dólares, un número que directamente implicaría quebranto.
Sin embargo, y contra todo pronóstico, se espera que el área sembrada con trigo crezca hasta un 6%. ¿Por qué? Porque el productor, con buenas condiciones de humedad en los suelos, apuesta a que la mayor productividad que podría obtener desde los rindes compense los bajos precios. Es una jugada de riesgo, sí, pero también una muestra del espíritu resiliente del hombre de campo argentino.
Este escenario se da en un marco de tipo de cambio flotante, pero con escasa variación real, precios deprimidos y mercados prácticamente desregulados. En este entorno, se vuelve clave mirar hacia afuera: el mercado internacional puede brindar oportunidades valiosas, especialmente durante el período crítico de cultivos en EE.UU. (julio-agosto). Cualquier impacto climático allí podría alterar el tablero global y mejorar las condiciones para el trigo, aunque los principales beneficiarios serían maíz y soja, con los que el trigo mantiene vínculos de sustitución y complementariedad.
Y hablando de otros granos, una pregunta recurrente en todas las charlas que brindamos a lo largo del país es por qué el Gobierno no aplica la misma política de DEX a maíz y soja. La respuesta no es sencilla, pero está claro que los precios actuales de estos cultivos se encuentran entre los más bajos de la historia en términos reales, incluso en países sin retenciones como EE.UU. y Brasil. Por lo tanto, la rentabilidad es un desafío global, no exclusivo de Argentina.
Mientras el productor espera señales más claras desde el Gobierno, y el mercado internacional se convierte en un actor central, el enfoque debe estar en la planificación, la eficiencia y la toma de decisiones informadas.
En Eduardo Lusso S.A. entendemos este escenario desafiante. Por eso, no sólo ofrecemos toda la maquinaria e insumos que el hombre de campo necesita, sino también el acompañamiento técnico especializado para ayudarte a tomar las mejores decisiones y alcanzar el máximo potencial productivo, aún en campañas complejas.