Con menores stocks en la industria aceitera y márgenes de exportación positivos, el mercado de la soja podría transitar un escenario alcista durante el segundo semestre. El comportamiento del productor, clave en la evolución de los precios.
El regreso de las retenciones al 33% para la soja y al 31% para sus subproductos, vigente desde el 1° de julio, no se tradujo en una baja de precios tan marcada como anticipaban algunas proyecciones. A contramano de esa lógica, el mercado mantiene una tónica firme, empujado por una combinación de factores logísticos, comerciales y productivos.
Durante el primer trimestre del año, entre febrero y marzo, ingresaron a los puertos del Gran Rosario 88.674 camiones con un total de 3,1 millones de toneladas de soja, mayormente provenientes de la campaña anterior. Sin embargo, entre abril y junio, ese volumen creció considerablemente: 353.295 camiones trasladaron más de 12,3 millones de toneladas, esta vez con un mix que incluye granos de la campaña 2024/25.
El flujo de camiones respondió al avance de la cosecha, que a fines de junio ya había cubierto el 98% del área estimada. En paralelo, las ventas forward realizadas por los productores hasta el 30 de abril totalizaron casi 13 millones de toneladas, mientras que desde mayo hasta el 25 de junio se registraron entregas por otras 12,6 millones. En suma, en apenas tres meses se entregaron más de 24 millones de toneladas de soja.
Sin embargo, una parte significativa de esa mercadería aún no ha sido vendida formalmente. Se estima que cerca del 50% de la cosecha ya fue entregada, pero no comercializada. Este dato introduce ruido en el mercado, dado que no refleja una oferta plenamente disponible para la industria o la exportación.
Por su parte, los exportadores han declarado ventas al exterior por 5,69 millones de toneladas, con compras a precio de 5,14 millones y ventas por fijar por otras 187 mil toneladas. Así, la exportación mantiene una posición vendida neta de 361 mil toneladas, que podría cubrirse en una semana de operaciones.
La industria aceitera, en tanto, enfrenta un panorama más complejo. A pesar de haber comprado cerca de 13 millones de toneladas (considerando soja local e importada desde Paraguay), su capacidad de molienda —estimada en 10,5 millones de toneladas entre marzo y mayo— sólo le asegura materia prima para unos 45 días. Con un mercado poco dispuesto a vender, las aceiteras podrían encontrar dificultades para sostener su actividad y cumplir sus compromisos de producción de harina y aceite.
Frente a este contexto, el comportamiento de los precios encuentra respaldo en los márgenes de la exportación. A un valor de U$S 260 por tonelada para la soja disponible, el margen bruto de exportación se ubica en U$S 22 positivos. Para el mes de septiembre, con precios de U$S 280, el margen baja a U$S 5, pero vuelve a subir a U$S 25 si se considera una exportación posterior con mejores valores FOB.
La combinación de baja disponibilidad, márgenes positivos y una oferta retenida por los productores configura un escenario alcista para el segundo semestre del año. Las decisiones comerciales del productor serán clave para el abastecimiento interno y la evolución de las cotizaciones.
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