En la década de los ’90, la limitada capacidad de almacenamiento desafiaba la producción de 40 millones de toneladas de granos anuales. Sin embargo, con la multiplicación de la cosecha en los años posteriores, los agricultores ahora pueden gestionar con eficacia el flujo de ventas, gracias a innovaciones como el silobolsa.
Extraordinaria Recuperación de los Cultivos Después de las Lluvias de Febrero: Un Retrato de la Innovación en la Agricultura
La comunidad agrícola está siendo testigo de una notable recuperación de los cultivos tras las precipitaciones de febrero. Aunque no se espera que esta temporada alcance niveles récord de cosecha, se vislumbra un panorama alentador que augura resultados favorables para el sector. Este acontecimiento nos lleva a reflexionar sobre un tema que ha atravesado la problemática agrícola durante años: la falta de capacidad de almacenamiento.
El silobolsa emerge como protagonista en esta historia. Aunque su origen no es argentino, su implementación para el almacenamiento masivo de granos ha sido un punto de inflexión en la agricultura del país. Este sistema, que vio la luz en Alemania gracias a la empresa Eberhart, inicialmente diseñado para ensilar forraje, se presentó por primera vez en el Farm Progress Show de 1982. Desde entonces, ha evolucionado significativamente para adaptarse a las necesidades de los agricultores argentinos.
El ingenio y la visión de empresarios como Carlos Martínez, de Tandil, fueron determinantes en este proceso de adaptación. En la década de los 90, Martínez desarrolló una moledora embolsadora para la creación de silos de grano húmedo de maíz, inspirado en los sistemas observados en Estados Unidos. Este hito marcó el inicio de una serie de innovaciones que transformaron el panorama del almacenamiento agrícola en Argentina.
La colaboración entre Martínez y Zacarías Klas, propietario de Ipesa, fue crucial para el éxito del silobolsa en el país. Juntos, lograron desarrollar bolsas de diferentes tamaños y sistemas de embolsado que revolucionaron la manera en que se almacenaban los granos. Este avance no solo resolvió la crisis de almacenamiento en momentos críticos, como la salida de la convertibilidad en 2002, sino que también transformó las relaciones comerciales en la industria agrícola.
El impacto del silobolsa trasciende las fronteras argentinas, con exportaciones a más de 50 países en todo el mundo. Además, la continua innovación en este campo, como la producción de bolsas de mayor capacidad y sistemas más eficientes, demuestra el compromiso del sector con la mejora continua.
En resumen, el silobolsa no solo ha sido una solución práctica para los agricultores, sino que también ha revolucionado la logística de toda la cadena agrícola y ha promovido un uso más sostenible de los recursos, convirtiéndose en un ejemplo de innovación y progreso en el ámbito agrícola argentino y más allá.
Fuente: Héctor Huergo_Clarín Rural
